viernes, 21 de octubre de 2011

Se hace camino al tropezar (23/02/10)

Para mi amigo Fito:
Hasta lo más aparentemente banal
merece ser narrado
para democratizar
el pensamiento, la mirada, la alegría…
Kill Bill

Se hace camino al tropezar…
sobre todo bajo atenuantes etílicos de la percepción, que impedirán ver, por poner un ejemplo cualquiera, las contundentes canaletas que yacen bajo las propias narices, las que, en cuestión de minutos, devendrán en clara inversión paródica desde la propia función, lomos de burro tras un colapso progresivo y acumulativo de cuerpos desestabilizados x las mismas, ya por, como digo, la influencia de los espectros bacanales o simple distracción de abreboca. Una gran metáfora de las contradicciones de la vida, las cosas que siendo una cosa, valga la redundancia, en un comienzo, x negligencia o mala praxis (del caminar) son desvirtuadas y terminan siendo lo contrario e incluso cayendo en la más alevosa de las antípodas: de lomo de burro a dique de contención ya, dado que con el paso de las horas más gente irreflexivamente se va acumulando en dicha canaleta.
Sin embargo, puede haber un tropezador con reflejos tan desarrollados, a pesar de su zigzagueante marcha y su enrojecido mirar, como para eludir esto, “esquivar el bulto”, como quien dice, librando una implacable batalla cuerpo a cuerpo con el aire y lograr heroicamente sostenerse de un hombro desconocido, que lo mirará con hastío y se librara rápidamente de aquella mano.
O bien alcanzar de un manotón a un arbolito indefenso:
Arbolito indefenso, al que alguien, que tal vez esté mirando con odio camuflado en la multitud, se tomó el laburo, hasta ese momento, de ponerle una guía y regarlo todas las mañanas entre risueños suspiros pastoriles.
Arbolito indefenso, que luego de ser arrancado brutalmente de raíz x el tropezador, abatido x el ímpetu generado x el borde de la canaleta, devendrá bastón inerte, en claro tributo al Polifemo de Góngora que hacía lo propio con los pinos para análogos fines, (sólo que, como digo, no preso del vértigo inmanejable como en este caso).
Entonces, detiene la marcha en seco el hiperbólico tropezador, gracias al improvisado bastón, ubicado en las inmediaciones de un grupo de gente que detiene su tertulia para mirarlo, unánimemente atónitos, y escucharlo emitir, agitado, el siguiente enunciado: “menos mal que estaba eso ahí”. Retirándose luego, sin más, haciendo el ademán de secarse la frente con gesto de “me salvé x un pelito”, perdiendose en la multitud. (realmente Antonio debería haber escrito esto, siendo consecuente con su apellido, historias de curdas, imagino q no le han de faltar)
Sin embargo, como dice el sabio y alegre Santo Biasatti: “de todo se puede volver, menos del ridículo”…ahora, que a uno le importe o no…depende de cuán consciente este uno, a veces cuando uno se acuerda apela al autoexilio y a veces ni nos importa pero, también está el caso de que le importe más a los demás que a uno y bueno, que se curtan los otros.
Pero si apelamos al optimista lugar común del refranero popular: “un tropezón no es caída”, para analizar dicha secuencia… y…puede ser… pero depende, me parece que es relativo según el contexto. Un contraejemplo, su contratara poco feliz sería la siguiente: si querés abordar a alguien con despliegues de agudeza chamuyeril y vas en camino sin reparar en el complejo engranaje de canaletas, escalones, desniveles, etc; lo probable es que llegues con el mentón al ras del suelo nadando en el aire…y bue…hay dos opciones: ganar x bizarro o pasar a engrosar la triste nómina del libro de la vergüenza ajena y de los olvidos urgentes, lo cuál puede representar la caída definitiva respecto al objetivo (Digresión imprescindible: esto vale también para toda manifestación involuntaria de índole escatológica, llámese: escape de flatulencias superiores e inferiores, mucosidades visibles, atrancamiento de inodoros ajenos. Pero estas cuestiones, como todos sabemos, no son más que la clara muestra de que nuestra sociedad no avanzó lo suficiente como para q, de una vez x todas, se naturalice la siguiente verdad: “cagar es humano” y todas sus metonimias posibles. Estamos en un plano de eufemismo alarmante, pero este es tema de otra reflexión)
El célebre filósofo Julio Iglesias, también plantea otro punto interesante para el debate en cuestión, cuando explicita musicalmente la siguiente premisa: “tropecé de nuevo con la misma piedra (y/o canaleta, agrego)”. En otras palabras, plantea una reflexión verdaderamente trascendente: la piedra (y/o canaleta) no como simple objeto contingente en el camino, sino como obstáculo epistemológico en el cual reincidimos una y otra vez. Por tanto, tropezarse con una canaleta muchas veces en la noche, máxime ser parte del lomo de burro, ni hablar del dique de contención, además de reconfigurar una arquitectura literal y material, un camino inmutable, es símbolo de otros problemas que gravitan en el inconsciente, que tienen que ver con la contradicción de tomar iniciativa para el estancamiento, la ironía trágica de ser uno lomo de burro, o sea, uno ser obstáculo epistemológico de uno mismo. Y digo esto xq cuando el borracho hace esto inconscientemente está manifestando una cuestión de fondo. ¿Porqué no me dediqué a la psicología? Freud debería haber inventado el “complejo de canaleta y lomo de burro” …el que quiera plantear las posibles connotaciones sexuales de tal complejo, puede hacerlo, yo ya me voy…
con esto, sigo dándole la razón a Roberto Arlt, de que uno puede escribir sobre cualquier cosa…
Kill Bill

2 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

Pero....existen "flatulencias superiores?????"

Esa no la tenìa.

El epistemòlogo Julio Iglesias lo sabìa de antes.

Como Fabio Zerpa.

Un abrazo.

Kill Bill dijo...

Hola Gauchito querido! No serían los eructos flatulencias superiores? o ciertos eructos, mejor dicho y no quiero avanzar descriptivamente porque es muy temprano.
Qué lindo tener la impunidad para poder poner en el mismo escalón a esos dos seres visonariamente fatalistas...
Gaucho! Hacete un twitter, ahora ando más allá que acá
Abrazotote