miércoles, 12 de diciembre de 2018

Mirá cómo nos pone el patriarcado


Anoche fui a visitar a unas amigas, improvisamos una cenita y nos pusimos a ver la conferencia de prensa de las actrices argentinas para denunciar la violación que sufrió la actriz Thelma Fardin, hace 10 años cuando era menor de edad, por el actor Juan Darthes mientras estaban de gira en Nicaragua con la tira infantil que ambos protagonizaban.
Nuestro silencio era rotundo, solemne. Era nuestro mundial. Veíamos, con los ojos cristalizados y enormes, a todas esas actrices ahí reunidas. Nos llenamos de emoción, como el día en que se debatió la despenalización del aborto en la legislatura y en el senado y las tres sentimos el impulso de comentar inmediatamente lo mismo: ¿se dan cuenta de que esto es histórico, de que en el futuro vamos a decirle a nuestras sobrinas, hijas, nietas: mirá, yo vi eso, yo estuve ahí, yo luché por esto? Se dan cuenta que esta imagen tiene la fuerza de la imagen de Storni rompiendo con su presencia aquel cenáculo de hombres que se venían apropiando de la escritura, de la palabra; de la de las madres de Plaza de Mayo pidiendo a gritos ayuda en los medios internacionales para encontrar a sus hijes desaparecides? Todas intrusas, locas, mentirosas.  
Las actrices iban pasándose el micrófono y leyendo entre todas una denuncia que era individual pero también colectiva. Una voz entramada de muchas voces. Voces hechas de muchos tiempos y geografías. Esas voces que leían eran también las voces vivas agazapadas en las sombras que aún no hablaron por miedo y por culpa, las voces de las muertas que denunciaron miles de veces hasta que las callaron bajo tierra y las voces de las muertas que no pudieron hablar en vida y se llevaron las verdades a la tumba.
Pero la tierra tiembla, porque hay voces que vienen de lejos y las vivas las escuchamos con el cuerpo, las sentimos. Entendimos por fin que la única forma de enfrentar este atropello histórico abominable es con organización y tenacidad. Por nosotras. Por ellas. Cueste lo que cueste. Así sea dejarlo todo y decir NO, hasta acá llegaron, desde los micromachismos hasta los femicidios. Decir NO y clavar los talones en el suelo y apretar los puños y pasar del “paren el mundo que me quiero bajar!” al “bájense ustedes ¿por qué yo me tengo que ir si yo no hice nada malo? Váyanse ustedes!”. Defender los espacios con uñas y dientes. Defender la historia. Parece mentira que hayamos aguantado tanto.
Estoy tan emocionada, tan llena de bronca y de orgullo a la vez, que por ahora sólo puedo decir esto, contar esto. Que mi vínculo con las mujeres que me rodean ha cambiado enormente gracias a este despertar masivo. Que de esta ola verde no me pienso bajar porque me/nos dio la fuerza y las palabras precisas para nombrar una forma especifica de desigualdad que es transversal a las clases: el patriarcado. Luego vendrá un análisis más profundo sobre lo que implica vivir esta transición, con nuestras historias personales y colectivas, con las contradicciones que nos atraviesan como sujetos históricos. Y para eso vamos a tener que ser fuertes y enfrentar lo incómodo porque sólo así se avanza, porque negar y ser políticamente correctes nos estanca y atrasa.

#AgarratePatriarcadoQueTeVamosAVoltear
#QuéArda
#MiraCómoNosPusimos

Kill Bill

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buscaba otra cosa relacionada con Kill Bill y me encontré con esto. Curioso, como pasa el tiempo.

Sigan así, chicas, o chices. Que la victoria está más cerca.

Una pena saber cuanta injusticia hay que callar, y una alagría ver que se pueda cambiar.

En fín, un saludo noctambulo. Buenas noches!